¿Merece la pena cambiarse a Windows Vista?

Muchos de los que tienen un ordenador en casa desde hace un par de años se lo están preguntando. Antes de comprar, si es que algún particular que no sea un friky lo hace, o descargar el sistema operativo para instalarlo en nuestro PC, habría que mirar si nos conviene o no hacerlo. Por lo general todos (y yo me incluyo) nos hacemos con la última versión del programa de turno pensando que así podremos hacer más cosas. Que en cierto modo si podríamos hacer, pero ¿las vamos ha hacer? ¿le vamos a sacar partido? Esto se puede aplicar a programas como PhotoShop o Microsoft Office.

Sin embargo, con el sistema operativo es diferente. Por lo que nos toca, vamos ha hablar de el caso de Microsoft Windows que es el que usamos la mayoría, aunque cada vez menos debido a la proliferación de Mac y Linux en el mercado (que me disculpen los ofendidos). Parece un sentimiento general, que si no tienes la última versión instalado en tu PC te quedas atrás. Es más, en el caso de el Vista, debido a su programación (eso nos han vendido), algunos programas no funcionan correctamente por lo que las empresas de software han tenido que adaptar sus productos a Microsoft o bien sacar algún parche para funcionen los antiguos.




El mercado de Microsoft se basa en gran medida del software preinstalado en los nuevos ordenadores, ya que al comprarlo no solo pagas el objeto físico, sino también la licencia del software que lleva instalado, es decir la licencia de Windows. Como norma, un ordenador nuevo, se te queda viejo al cabo de cuatro años. Cuando me refiero viejo, me refiero a que ya hay muchos programas que exigen más requerimientos de lo que tienes. Si hablásemos de juegos, esto sería más o menos dos años como mucho. El caso es que Vista consume muchos requerimientos por lo que en muchos de los ordenadores que compramos funcionan casi siempre al límite. Aquí Microsoft ha tenido mucha “vista”, ya que el nuevo sistema tiene varias versiones (Home Basic, Home Premium, Business…hasta seis), que dependiendo de la potencia del aparato, se te instala una u otra. Las diferencias entre unos y otros aunque pocas son en algunos casos tan vistosas que se intenta instalar en nuestro ordenador una versión superior, ralentizando o colapsando nuestro sistema.

El colmo llega cuando tenemos un ordenador de hace un par de años con Windows XP, anterior a la salida del Vista. Suele suceder que la presión del vecino, amigo o compañero de trabajo (que ya tiene el nuevo instalado) influya en nuestra decisión de cambiarlo para estar más actualizado. Hay que pensar que si un ordenador nuevo en ocasiones no funciona lo bien que debería, el nuestro lo hará peor aún. Así que, mi consejo es que no lo intentéis siquiera.

El segundo problema, es acostumbrase al nuevo sistema. Pese a que los cambios funcionales no son muy significativos, algunas funcionalidades que realmente utilizamos las han cambiado de nombre o de posición, creando la incertidumbre al usuario. En este caso hay que olvidarse del XP, y pensar que estamos ante un entorno totalmente nuevo. Pero, esto es imposible porque hasta ahora los cambios han sido muy leves de una versión a otra, con lo que el nuevo sistema nos deja descolocado.



En cuanto al tiempo de vida del sistema, parece que no va ha ser mucho, Esta semana Microsoft ha presentado la beta del siguiente Windows que llevará el nombre “Windows 7” (muy original), que estará disponible a partir de finales del año que viene. ¿Nos compensa un periodo de aprendizaje que volveremos a sufrir en tan poco tiempo? Ahora, ¿Por qué tan pronto? El público en general no confía en Vista, y como muestra dos parámetros de referencia:

• Las empresas. Por un lado está la estabilización de sus sistemas. Si algo funciona “NO LO CAMBIES”, por lo que si Windows XP funciona a las mil maravillas ¿porque cambiarlo? Sobre todo porque Microsoft (que no es tonto) se ha dado cuenta de que las empresas no van ha cambiar, y continuarán dando soporte, pese a que anunciaron que ya no lo darían. Pero sobre todo es porque muchas empresas están optando por entornos Linux que son totalmente gratuitos. Y claro, si una empresa se cambia al otro sistema, es un cliente perdido, con sus 200 licencias (en caso de una mediana empresa). ¿Cuánto dinero en licencias perdería Microsoft si una empresa como Repsol o Banco Santander decidiese rescindir su contrato con ellos? Por cierto, no se si usan Linux o Microsoft en sus empresas.
  
  
• La piratería. Es irónico pero es uno de las formas de saber que quiere el usuario. Hay una regla que se podría aplicar aquí: “Lo que más se descargue, es lo que el público quiere”. Hace poco salió en un medio de comunicación que los internautas se siguen bajando mucho más el Windows XP y el Office 2003, que el Windows Vista y el Office 2007. Por algo será.
  

Concluyendo: No te cambies a no ser que te venga en tu nuevo ordenador (en ese caso piensatelo). En mi caso tengo un ordenador de sobremesa y un portátil. El primero tiene Windows XP y el segundo Vista Home Basic. El primero es mucho más estable y menos problemático. El segundo está siempre a punto de ser formateado para poner el XP, pero por unas cosas u otras no lo hago. Sinceramente el portátil, lo uso para navegar, ver alguna película, escribir algún documento corto o postear en algún blog (siempre con el disco duro portátil enchufado para no perder el trabajo realizado). Para aquellos que deseen deshacerse del vista de su portátil, ya existen en Internet distribuciones (piratas claro) de Windows XP adaptadas para los principales portátiles, de modo que no haya que preocuparse por los drivers. En muchos casos con esas distribuciones sacarás más partido a tu portátil. Por ejemplo, en vez de usar el 60% de la memoria el sistema operativo y el 40% para el resto, puedes pasar a usar el 20% para el sistema y el 80% para lo que realmente tú quieras, llámalo retoque fotográfico, llámalo juego, llámalo como quieras.

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Publicado por alfpecha en 13:11